SELVÁTICA YAXCHILÁN

Desde Palenque hay excursiones muy interesantes a la selva y también la posibilidad de cruzar a Guatemala (ésto último lo descarté, pues no me quedaban suficientes días para volver a México y visitar todo lo que me quedaba). La Carretera Fronteriza recorre a lo largo del río Usumacinta, que separa Guatemala y México. Hay muchísimos controles militares por el tema de la inmigración ilegal y el narcotráfico.
Tras 40 minutos en lancha por el río, llegas a las enigmáticas ruinas de Yaxchilán. He de decir que éstas son de las que más me han gustado, sobre todo, por estar metidas profundamente en la selva. Se ven muy misteriosas y salvajes, además casi no hay gente visitándolas, solo animales...
La ciudad de Yaxchilán se ocupó del 250-900 d.C., aunque su apogeo fue entre 681-810 d.C., cuando se abandonó la ciudad, coincidiendo con el "colapso del período clásico maya" en todas las Tierras Bajas.
La Gran Plaza está construída paralela al río. Las ruinas de la provincia de Usumacinta, a la que pertenecen también Palenque, Bonampak y Lacanjá, comparten: decoración modelada con estuco en frisos, cresterías en el centro de los templos, bóvedas en "V" invertida, ornamentadas fachadas, estelas de piedra con relieves de conquistas y ceremonias, etc.
Aquí también hay un Juego de Pelota. Representaba la lucha del día y la noche, el bien y el mal, la vida y la muerte; pero también era sólo un pasatiempo.
Para contruir la Gran Acrópolis (el edificio que se encuentra elevado sobre una colina) tuvieron que modificar las colinas mediante escalinatas, movieron grandes cantidades de material para rellenar, nivelar y revestir, creándose una arquitectura muy monumental.
Hay multitud de jeroglíficos en los dinteles de las puertas, que hablan sobre los gobernantes y la vida socio-política de Yaxchilán, escenas de ceremonias de autosacrificio, etc.
Todos los alrededores están llenos de cerros, ¿serán templos aún por descubrir?. Y desde los árboles, gritaban los monos aulladores de una manera escalofriante, creando un ambiente más auténtico y sobrecogedor. Pero lo que más miedo me dio (os juro que me temblaban las piernas) fue la ENORME, PELUDA, FEA Y NEGRA TARÁNTULA que caminaba a escasos centímetros de mí. La llego a pisar, y creo que me tienen que sacar de ahí desmayada...


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Tremenda la selva lacandona, hace unos años estuve visitando toda esa zona del Yucatan a Cancún... y gracias a tí acabo de recordar y disfrutar de esos momentos...
La llegada por el Usamacinta desbordado y lleno de troncos y pelotones de lianas y troncos que bajaban por la caudalosa corriente (que miedo pasé) compensaron la belleza de Yaxchilán. Las fotos de esta region son muy buenas, Agua Azul bella bellisima y tu tambien.
Besos de Maria A.